Tras la muerte del anterior embajador de Francia ante el Vaticano, Bernard Kessdijian, el gobierno francés tuvo que pensar, como es el procedimiento habitual, en un sustituto para que le representase ante la Santa Sede.

El elegido por el Gobierno de Nicolás Sarkozy para ocupar el cargo de embajador ante el Vaticano fue finalmente el secretario general adjunto de la Cancillería francesa Jean-Loup Kuhn-Delforge.

Hasta ahí, todo normal, dentro de los cauces diplomáticos. Una vez propuesta la persona que se hará cargo de la embajada, el país en el que ejercerá de diplomático debe dar lo que se conoce como el placet, agréement o conformidad como paso previo a su incorporación a la embajada.

El problema es que hasta este momento, y a pesar del silencio impuesto en los salones del Vaticano y del Eliseo, la Santa Sede todavía no ha dado su placet, y los rumores comienzan a correr por Europa.

Las versiones de estos rumores varían dependiendo del país. Pero todas tienen en común que la homexualidad está en el fondo del rechazo.

Mientras que en Francia el diario Le Figaro afirma en sus páginas que la Santa Sede no acepta el perfil personal del embajador propuesto, en Italia señalan que el motivo de que no aún no haya recibido el placet es que el Jean-Loup sea homosexual declarado y militante.

De hecho, la agencia italiana de noticias AGI explicó que Jean-Loup ha agregado a su propio apellido el del honbre con el que convive.

Aún así, la maquinaria del gobierno de Sarkozy no para, y ante el más que probable rechazo final del Vaticano a su candidato, el gobierno francés ya está pensando en nuevos candidatos, según el diario Le Figaro.

Las nuevas propuestas serían el organizador del viaje de Benedicto XVI a Francia, Stephane Chmelewsky, y Marc Odendall, un ciudadano alemán muy bien relacionado con el Vaticano.

AmbienteG